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Vol. 9 Núm. 2 (2025): Vitam. Revista de Investigación en Humanidades. Mayo - Agosto 2025
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En el siglo XXI, algunas miradas del enfoque sociocultural de los estudios de juventud, consideran que la universidad transciende la formación y los conocimientos adquiridos, pues se reconfigura como un espacio que se teje entre pares, donde se crean códigos, valores y prácticas juveniles. Desde esta perspectiva, la centralidad de la escuela se encuentra en las relaciones que pueden establecer las personas jóvenes y no solo en lo que pueden aprender. La universidad, como espacio heterogéneo, crea experiencias de juventud muy particulares marcadas por la condición de clase, género, condición étnico-racial y urbana o rural. En este sentido, el espacio escolar no crea homogeneidad, sino que en muchas ocasiones legitima las relaciones de desigualdad naturalizándolas. Así, en una misma escuela, las personas jóvenes pueden vivir una experiencia escolar distinta marcada por sus capitales y oportunidades como consecuencia, por ejemplo, de su origen de clase.

Si la experiencia de las juventudes universitarias en México es tan distinta, es relevante conocer cómo se están expresando en diferentes latitudes y entornos. Es por ello que este número contempla artículos que nos invitan a reflexionar sobre las prácticas juveniles de personas jóvenes universitarias respecto a tres temas centrales: el uso de las redes sociales y los temas que les interesan a los estudiantes en el marco de la Agenda 2030, los consumos culturales en medios digitales y, la construcción de alternativas educativas en contextos rurales comunitarios. Estas temáticas comparten no sólo la centralidad de las y los universitarios como actores sociales, sino también la importancia de conocer cómo se expresan las personas jóvenes desde el consumo y creación de contenidos digitales, qué les preocupa, qué les ocupa, y cómo están interactuando con su currículo educativo. Desde esta perspectiva, se analizan las prácticas del estudiantado desde su capacidad de agencia y su potencial creador e incluso, reforzador de dinámicas sociales de la cultura parental, pues es importante señalar que no todas las prácticas sociales juveniles tienen un carácter transformador.

El trabajo de Domínguez, Rentería y Delhumeau realizado con estudiantes en la Universidad Autónoma de Baja California, se centra en el análisis de una encuesta, para ellos es central identificar qué medios están consumiendo las juventudes universitarias y qué temas son de su interés. Así, encuentran que, para las y los jóvenes, las redes sociales se han convertido en su principal fuente de información, destacando el uso de Instagram, Tiktok y Facebook. Los videos, se han convertido en el tipo de contenido que más consumen y derechos humanos, feminismo y medio ambiente, se encuentran en las temáticas que más les interesan. Entre los datos más relevantes de esta investigación, destaca el hecho de que los profesores representan un mayor nivel de confianza para el estudiantado que el gobierno y los influencers. Estos datos permiten reflexionar sobre los temas que las juventudes consideran importantes y los medios a través de los cuáles consumen información al respecto, para mantenerse informados, mostrando una realidad universitaria muy particular que no es lo absoluto homogénea como lo muestran sus gráficos estadísticos.

José Luis Suárez y Eden Vásquez aportan a través de su investigación una mirada analítica respecto a los consumos culturales audiovisuales que consumen estudiantes universitarios en Xalapa, Veracruz. Su trabajo, con una metodología mixta, observó variables importantes como la posesión y el acceso a plataformas de streaming, el contenido consumido por estudiantes y su rol como prosumidores en redes sociales. Las prácticas en relación con el consumo de contenido en la red, muestran el uso que las personas jóvenes hacen de las plataformas, creando hábitos de consumo que alimentan la experiencia juvenil, a través, por ejemplo, del consumo de cine comercial. Esta investigación muestra cómo las plataformas de streaming regulan el consumo en el que queda poco intercambio entre los actores sociales y el contenido consumido, caso contrario a redes como Youtube y TikTok, donde el estudiantado puede consumir y al mismo tiempo crear.

Finalmente, Navarro y Enríquez proponen una investigación sobre juventudes rurales, centrada en la construcción de alternativas educativas interculturales que permitan el diálogo entre la comunidad, las y los estudiantes y el ámbito universitario. En esta línea de ideas proponen que no basta con crear escuelas interculturales que agreguen contenido comunitario, sino generar una verdadera interacción entre aquello que es aprendido y las localidades en las que se ponen en práctica estas habilidades y conocimientos. En su análisis, sobre estudiantes de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, dan muestra de cómo éstos transforman sus realidades a través de su paso por el contexto universitario, acercando al estudiantado a participar activamente en sus comunidades.

Este número, por lo tanto, aborda distintas aristas de las juventudes universitarias, mostrándolos como agentes sociales, en donde el espacio universitario, adquiere sentido más allá del aula, pues les permite crear, consumir y transformar en torno a él. La universidad, en tanto espacio de socialidad como lo muestran los artículos anteriores, da cabida a prácticas y experiencias juveniles que se construyen alrededor de condiciones sociales que hacen que el hecho de ser joven universitario, adquiera distintas significaciones, manifestaciones y efectos en la realidad social.

 

Publicado: 2025-09-22

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