El problema surge cuando el estrés es una respuesta a situaciones de conflicto, de duelo, de accidentes traumáticos, desengaños, pérdida de empleo y cualquier situación negativa. En tales ocasiones se producen una serie de síntomas claros que determinan una situación patológica:
- Emocionales: irritabilidad, frustración, ansiedad, pánico o miedo.
- Físicos: dolor de cabeza, de espalda o cuello.
- Intestinales: diarrea o estreñimiento, acidez, calambres estomacales, reflujo gástrico o náuseas.
- Fisiológicos: dolor en el pecho, dificultad para respirar, palpitaciones o aumento de la frecuencia cardiaca y de la presión arterial. (sanitas, 2020)
El brote de la enfermedad del coronavirus (COVID-19) puede resultarles estresante a algunas personas. El temor y la ansiedad con respecto a una enfermedad pueden ser agobiante y generar emociones fuertes tanto en niños como en adultos.
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